Jordi Pujol reconoce que defraudó
Paloma Cervilla
ABC 25.7.2014
Por mucho que las cosas quieran ocultarse, al final la verdad siempre, o casi siempre, sale a relucir, cuando se trata de un personaje público. Jordi Pujol acaba de reconocer que tiene dinero en el extranjero sin haberlo declarado a la Hacienda Pública, o lo que es lo mismo, que ha cometido un delito.
Después de meses y meses de acusaciones sobre los oscuros negocios de sus hijos, el que fuera presidente de la Generalitat de Cataluña no ha tenido más remedio que confesar su delito, abriendo así el debate sobre su honorabilidad. Quien ha pedido, un día sí y otro no, respeto y cumplimiento de la Ley al resto del Estado español y a los ciudadanos a los que gobernó durante tanto tiempo, resulta que tenía un pecado original que puede herir de muerte su prestigio político.
Pujol pide “perdón”, pero ya es tarde, porque difícilmente es creíble. Justifica su silencio en que “nunca encontró el momento oportuno” para regularizarlo, y no me extraña, pero lo peor no es eso, sino que su familia ha negado durante estos años la existencia de estos fondos.
El expresidente de la Generalitat asegura que ese dinero procede de una herencia que recibió de su padre en 1980 y se empeña en exculpar a sus hijos del delito, haciendo referencia a una persona, de la que no da el nombre, y que sería el responsable de no regularizar estos fondos.
¿Qué dirán ahora los nacionalistas catalanes del delito de su expresidente? ¿Levantarán la voz como hacen cuando dicen que “España no roba“? Ahora sí que está probado y confesado que Pujol dejó de pagar a los españoles, a la caja común, lo que era de todos.
La imagen es de ABC
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