sábado, 28 de junio de 2014

La Partida está desnortada con el modelo de estado. Su propia estructura no es federal como ellos dicen. Sumisión a las directrices de Cebrian dese el púlpito de El País

La Partida está desnortada con el modelo de estado. Su propia estructura no es federal como ellos dicen. Sumisión a las directrices de Cebrian desde el púlpito de El País
Las gentes de la Partida han tenido siempre una empanada mental con lo que ellos llaman el modelo federal de la organización del estado. Nos han hablado de federalismo aximétrico desde Barcelona en tiempos de Maragall, saliendo rápidamente Guerra con el:
    Federalismo, si es asimétrico no es federal; si es federal no es asimétrico, sencillamente. (Tiempo 24.12.2001) 
También nuestra querida Alfonsa decía:
    "las aspiraciones de identidad en algunas autonomías, sobre todo en el País Vasco y Cataluña, estaban bien solucionadas en la Constitución de 1978" 
 Realmente como señala Otero Novas:
    porque esa solución ya está realmente en la Constitución y es la que estamos aplicando desde 1978" 
 Lo que pasa es que los nazionalistas no han querido nunca un estado federal que suponga una igualdad entre las partes federadas y lo que quieren es un estado independeinte y como mucho confederado para no perder algunas de sus bicocas y posibilidades de latrocinio; algunos nostálgicos que dicen que las cosas se hicieron mal en la transición y que lo del café para todos fue un error ya que la creación de solo tres autonomías hubiese solucionado parte de nuestra problemática actual, nosotros creemos que estaríamos en la misma situación porque son insaciables.
No vamos a explicar de nuevo los conceptos básicos de lo que es un estado unitario, federal y confedral y remitimos al lector a las lecciones para Montilla. De todas formas decíamos en aquel entonces (octubre de 2010):
    Querido Montilla;  Una forma de estado no es mejor que otra; es una forma y punto, sin ninguna connotación peyorativa como aquí se pretende para justificar el dislate del "estado de las autonomías". A unos les va mejor un estado unitario y a otros un estado federal; pocos estado se configuran como confederales ya que suele ser un paso intermedio para la fusión de dos estados -o varios- en uno federal o unitario. Para ti ignorante Montilla -y para miles de ignorantes que permiten que algunos cabrones hablen de lo que no conocen o conocen sobradamente para mentirnos- vamos a explicar con unos símiles de frutas que en su día explicaba el exministro Jose Manuel Otero Novas en su libro: Defensa de la Nación española frente a la exacerbación de los nacionalismos y ante la duda europea [Editoria Fenix. Madrid 1998. ISBN 84-88787-22-7] 
A raiz de la boutade de Marx Mas el posicionamiento de La Partida catalana y la nacional parecían algo distintas; dicen desde Barcelona en la fiesta de la Rosa 2012:
    "reflexionaremos, analizaremos, reformularemos y debatiremos. Pero nos reafirmamos en el sistema federal” 
Que lastima que no nos lo explique el caballerete, porque es difícil de poner el modelo que La Partida se aplica en su diseño con Cataluña como federal. Ellos van vendiendo por ahí que son federales y desde luego su relación con la Partida catalana (PSC) no es federal, sino confederal ya que son partidos políticos DISTINTOS; tan distintos, que realizan el congreso antes de La Partida nacional y llevan allí su doctrina aprobada previamente; es el modelo neocolonial que en algunos aspectos se pretende desde Cataluña por los nazionalistas y que de facto han conseguido.
Días pasados en relación con el número de Marx Mas salió Alfredito Rub-GAL-Kabra mas tieso que unas campanillas diciendo aquello:
    "Si Mas quiere dialogar, los socialistas estamos abiertos. Si quiere romper con España, nos tendrá enfrente" 
Así quedaba la cosa, La Partida nacional decía una cosa y la catalana otra. Esta situación no la podía permitir la luz radiadora de esplendor izquierdista y protectora de toda la mierda nazionalista: El país; periódico que ha sido uno de los causantes de muchos de nuestros padeceres en relación con La Partida y los totalitarismos nazionalistas. El periódico de la desvergüenza que nos ha hecho perder años en la lucha contra el totalitarismo y contra el terrorismo. El pías hablubo y nada menos por su escudero en Jefe: Juan Luis Cebrián, aquel tipo tan aplicado que fue camarada jefe de los servicios infamativos de TVE en 1974 con Farruquito Franco que se despacho con un artículo: Escolta, Catalunya (Un pacto de Estado es necesario si queremos afrontar las tres crisis que padecemos: la económica, la institucional de España y la de la construcción de Europa).
    Para evitar lo que consideran un desequilibrio fiscal, Convergencia i Unió viene haciendo campaña por un pacto fiscal consistente en que el Estado le entregue a la Generalitat la Agencia Tributaria y la titularidad de los impuestos. Los nacionalistas hacen esta sugerencia a sabiendas de que es imposible que ningún gobierno de España la acepte, pero basándose en la existencia del cupo vasco y navarro. Esta anomalía en el funcionamiento del estado moderno es consecuencia de la devolución de los fueros y sobre ella han llamado la atención en numerosas ocasiones las autoridades europeas. Sea como sea, se trata de una excepción soportable debido al limitado peso del producto interior bruto de dichas comunidades en el conjunto del país. La incorporación del mismo sistema a Cataluña haría inviable el Estado mismo, por lo que ningún ocupante de la Moncloa, cualquiera que sea su ideología, aceptará nunca semejante propuesta, ni es pensable que pueda aprobarla en ningún caso el Congreso de los Diputados. Por otra parte, reclamar la soberanía fiscal cuando en toda Europa se oyen voces que solicitan compartirla con las autoridades de la Unión parece un contrasentido
Lo que no puede admitir y decir el mas "guapo" de los periódicos de España es la historia del déficit fiscal tan manido por el catalanismo. ¿Porque no habla Cebrian de la supresión de esa "anomalía en el estado moderno" de sus amiguetes vascos?. Mas lindo es cuando intenta justificar el estado federal como solución del problema catalán y para que La Partida se posicione: 
    Más de tres décadas después de aprobada la Constitución habría que decirle al Partido Socialista y al Partido Popular que esta puede y debe reformarse no solo porque lo pida Merkel sino también cuando lo pidan los españoles. Y que un pacto de Estado es necesario si queremos afrontar debidamente las tres crisis que padecemos: la económica, la institucional de España y la de la construcción de Europa. En ese pacto, que debe incluir a CDC y al PNV, la única propuesta pensable que puede suscitar el consenso, y contribuir a resolver esa trinca de problemas, es la de una España federal. 
En mas de tres décadas de cesiones a los nazionalismos vasco y catalán no han servido nada mas que para empobrecernos en épocas de bonanza y para un desastre económico en época de recesión y crisis y todo ello acompañado de mil asesinados por la banda armada escuadra de estos pajaritos para hostiar a los españoles y ablandarlos. Todos ellos ha estado en connivencia con el terror, incluido el País. Como no podía faltar el sectarismo por parte de El País se excluyen de ese pacto de refundación de el país a los comunistas y a UPyD. Y ahora viene, cuando si impera algo de sensatez en la cuestión económica:
    Dicho esto, la suposición que ha animado a tantos a manifestarse en la Diada, en el sentido de que una Cataluña independiente sería más próspera, solo puede salir de la mente calenturienta de aquellos economistas que creen que la Economía es una ciencia dura y no una rama de la acción política. Si se consumara una separación unilateral de España para Cataluña, supondría su inmediata ausencia de la Europa unida, la apertura de largas y tediosas negociaciones para su incorporación y el muy probable veto de no pocos países centrales, incluido el nuestro. En definitiva, una decadencia galopante y duradera de lo que serían el estado catalán y el español, dando así la razón al protagonista de la anécdota que relataba al principio: la independencia, lejos de ser cara o barata, empujaría a toda la Península hacia la condición de la pobreza. 
Desgraciadamente no hemos visto a El País en la demostración de las grandes falacias del nazionalismo catalán y en la señalización de que desde 2009 el tan manido déficit fiscal catalán no existe y que los españolazos están contribuyendo a pagar el paro y las pensiones de los catalanes y nadie del resto del País dice que le están robando. Si contásemos con el método de los nazionalistas a Madrid la están saqueando.

Ver el vídeocometario de Carlos Herrera: Eramos pocos y se pario el federalismo

Ver el excelente artículo de José García Domínguez que es sumamente aclaratorio. Escolta Cebrián 
    Si bien se mira, hay algo kafkiano en el Madrid nacionalmente correcto de la progresía. El Madrid siempre alerta ante la posibilidad de que se le pudiera confundir con los fachas. Ese Madrid atormentado, igual que el pobre José K también en busca de su propia culpa para dar satisfacción a los jueces del Castillo (de Montjuic). De ahí que tras la marcha sobre Barcelona le haya faltado tiempo para interiorizar el cuento de la Generalitat. Que España arrastra un problema secular de vertebración nacional, sostienen hoy sus más ilustres voceros. Algo que se resolvería integrando a los nacionalismos periféricos en un nuevo modelo de Estado, el federal por más señas. 

    Como si no hubiesen sido esos mismos nacionalismos los inventores del problema y máximos interesados en que jamás se resuelva. Como si resultaran integrables, algo que los desposeería de su propia razón de ser abocándolos a la extinción. Como si no fuese metafísicamente imposible convertir a España en un Estado federal por la sencilla razón de que España ya es un Estado federal. Como si, desde Prat de la Riba hasta el propio Artur Mas, la constante que identifica al movimiento catalanista fuera otra distinta al repudio del federalismo. Como si algo existiera más ajeno a su romanticismo narcisista que el afán nivelador que anima la idea federal. 

    Muy al contrario, el secesionismo de cabotaje que postula CiU nada tiene que ver con Estados Unidos, Suiza o Alemania, paradigmas del federalismo, y sí mucho con el añejo Imperio Austro-Húngaro de las novelas de Joseph Roth. Detrás de la parafernalia épica de las esteladas, lo suyo es un independentismo low cost en el que, a cambio de un módico tres por ciento del PIB catalán, la Corona y el Ejército españoles prestarían los servicios de una jefatura del Estado ornamental y de defensa de las fronteras. Amén, claro, de garantizar la permanencia de Cataluña en Europa. O sea, una confederación de facto amparada bajo el manto de una monarquía redefinida con tintes austracistas. Asunto que, por cierto, convierte en imprescindible la connivencia de la Casa Real en el proceso de voladura controlada de la soberanía. El siglo XVIII, eso, queridos biempensantes mesetarios, es lo que tiene in mente el Garibaldi de la Plaza de San Jaime.

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