El malvado y estúpido Zapatero debería estar en la cárcel y no en el Consejo de Estado y con dos sueldos. Debería ser juzgado por alta traición y golpista. Solo le faltaba la puñalada a Pedro Sanchez, secretario electo democráticamente por las bases del partido en unas primarias.
Nosotros no somos simpatizantes de Pedrito Campanillero y hemos mostrado las razones de discrepancia y las numerosas tonterías en relación con ciertas cuestiones básicas del país. De zapatero aqui hemos dicho mas de una vez que es un sicopatón y no un tonto solemne como decía Mariano
La traición España en el conflicto con Marruecos
En diciembre de 2001 en plena crisis de gobierno España Marruecos el traidorzuelo se planta en Marruecos a babosear con el comendador de los creyentes marroquíes. Desde la subida al trono del nuevo Rey de Marruecos se fueron tensionando las relaciones con España con el mantra de Ceuta y Melilla y culmina en Septiembre de 2001 con al retirada del embajador de Marruecos de España.
En Diciembre de 2001 el imbécil cretino se monta un viaje a Marruecos en contra de la opinión del Gobierno y de toda prudencia.
El incidente de Perejil; es decir la invasión de Perejil por fuerzas marinas del Rey moro se producen en julio de 2002; ¿no tendrá algo que ver la imbecilidad de Zapatiestos en esa supertensión de la invasión de un territorio español ?
La traición España con la elaboración de la Ley de Patidos en el Parlamento y de reuniones secretas con ETA.
Se ha sabido que a la par que negociaba con el Gobierno Aznar la Ley de Partidos (Ley Orgánica 6/2002, de 27 de junio, de Partidos Políticos), se estaba negociando con los aterras vulnerando lo que se estaba pactando en Madrid.
En su día publicó un diario de alcance nacional:
- 2002: Jesús Eguiguren, presidente del Partido Socialista de Euskadi, inicia sus contactos con Arnaldo Otegi. Los encuentros se celebraron "en un caserío de Elgóibar y continuaron en Azpeitia tras descubrirlas el Centro Nacional de Inteligencia".
Lo que comenzó siendo una confrontación de Pujol con el gobierno del PP en uno de esos episodios de Puta y la Ramoneta de un nuevo estatuto.
Ciu y PSC llegan a un acuerdo discreto de llevar a término la realización de un nuevo Estatuto y maniobran en la oscuridad con la complicidad de Zapatero y el PSOE en alguna forma. Que se trata de un Estatuto anticonstitucional, lo reconoce el propio Maragall cuando señala: "Debimos modificar previamente la Cosntitución".
Zapatero plantea que el concepto de nación es discutible y discutido en la ciencia política en el senado en 2004, con lo cual echa el abono y no tiene ningún empacho en decir desde un mitin en el Palu de Barcelona: "Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán". A parte de la redacción que salga del Parlamento de Cataluña, esta sumisión del Parlamento de España al de Cataluña, es por si un golpe de estado institucional.
La aprobación del Estatuto anticonstitucional impugnado posteriormente por el PP, fue sometido a referéndum, en vez de actuar con la mínima prudencia que requería esperar al pronunciamiento del Tribunal Cosntitucional.
La traición a la democracia del partido y al Secretario General Pedro Sanchez. La reunión con Pablo Iglesias en casa de Bono..
La supervivencia del PSOE está en regenerar su imagen y mantener distancia con el castrochavismo de los chicos de Podemos y en esto estaba Campanillero marcando distancias para no ser engullidos por el castrochavismo hasta que aparece Zapatero con el gran enredante que va de meapilas con pulpito ocasional en COPE y se reúnen con el coleta, el becario corrupto (Erredón).
¿EL FANTASMA DE ZP?
José Félix Tezanos
Fundación Sistema
La vida política tiene sus servidumbres y exigencias. Y una de ellas –posiblemente la más difícil– es saber retirarse de verdad. Sin nostalgias, ni tentaciones conspirativas.
Casi todos los líderes que han desempeñado un papel dilatado en la vida de sus partidos tienen la tentación de intentar seguir moviendo los hilos desde la sombra. Y a veces ni tan siquiera desde la sombra. Lo cual tiende a complicar la vida a los nuevos líderes, que durante un tiempo se pueden ver perseguidos por las sombras y fantasmas del pasado.
Los condicionantes desde el pasado generalmente operan como un factor retardatorio en las posibilidades de despegue de los nuevos líderes, en la medida que los fantasmas del pasado, en la mayor parte de los casos, restan credibilidad y apoyos. Sobre todo cuando los líderes anteriores acabaron sus mandatos en un clima de fuerte descrédito para su partido y de neto retroceso electoral. Por eso, precisamente, tienen que marcharse del todo y dejar paso a que otros líderes y enfoques puedan operar sin condicionantes, para intentar recuperar la credibilidad perdida y los apoyos electorales necesarios. Sencillamente esta es la ley de la vida de la política.
El problema surge cuando los fantasmas del pasado continúan planeando sobre el presente –y no digamos si en vez de limitarse a planear se dedican a conspirar– y cuando los nuevos líderes, imbuidos de sentido de la responsabilidad y de la bonhomía, se muestran renuentes a aceptar el consejo que les suelen dar desde sus entornos, en el sentido de que, para inaugurar una nueva etapa con suficiente credibilidad y fortaleza, es necesario cortar amarras nítidamente con la anterior, criticando todo lo que sea necesario. Incluso algunos hablan de la necesidad freudiana de “matar al padre” como primera exigencia para el pleno ejercicio de la primogenitura.
El reciente asunto de las reuniones y declaraciones públicas del ex Presidente José Luis Rodríguez Zapatero constituyen un caso típico, de manual, de esta problemática, que llega en unos momentos delicados para el PSOE y para España, en los que es muy importante que el PSOE trabaje, y se proyecte públicamente, con la máxima seriedad y coherencia, lejos de todo espíritu de chapuza, de ocurrencia o de intriga.
El caso de Zapatero resulta especialmente delicado en la medida que durante su último período de gobierno la popularidad y los apoyos del PSOE se vinieron abajo de manera tan aplastante que todavía cuesta remontar el declive electoral que se produjo. Y, sobre todo, cuesta recuperar la confianza en la capacidad del PSOE para actuar con rigor, para cumplir sus promesas y, en especial, para mantenerse fiel a su electorado que –no se olvide– es mayoritariamente de izquierdas. No se trata solo del muy peculiar proceso de reforma exprés de la Constitución en menos de 15 días, y del muy discutible fondo y sentido de dicha reforma, sino de todo un conjunto de regresiones, dudas, oscilaciones, ocurrencias y comportamientos discutibles que en poco tiempo arruinaron años de esfuerzos, compromisos y avances y conquistas importantes para los sectores más débiles de la sociedad y para España, como tal.
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