jueves, 23 de octubre de 2014

Igual que en la Alemania de los 30: La Estrella de David, en Cataluña


La Estrella de David, en Cataluña
Ramón Pérez-Maura. ABC 21/10/2014

Es como la que imponían los nazis: Como en aquella Alemania hay que señalar a los no elegidos


Fin de semana intenso el que hemos pasado con la asamblea de Podemos y la concentración de independentistas convocados por la Asamblea Nacional Catalana. La Guardia Urabana de Barcelona nos dice que la ANC reunió a 110.000 personas, pero la foto de su acto, comparada con la de la «Carrera por la Mujer» y en la que según iguales fuentes había 25.000 personas -y a ojos vista, muchas más- pone en evidencia, por enésima vez, las mentiras del nacionalismo.
Este fin de semana hemos sabido que se empieza a marcar en Cataluña a los comercios que son considerados afines a la independencia. Su señalamiento -cual sedicente elogio, claro- es una forma de apuntar a los que no son diferenciados y, por lo tanto, son culpables. En una tierra de nacionalistas tan amigos del Estado de Israel, como Jordi Pujol y Pilar Rahola, sería de agradecer que ellos ayudasen a recordar que esta metafórica «estrella de David» no es igual que la que luce la bandera de Israel; es igual que la que imponían los nazis. Como en la Alemania de las décadas de 1930 y principios de la de 1940 hay que diferenciar los que nos son elegidos. Los que tienen un pecado. En este caso no de origen -que es uno que no se puede borrar- sino de voluntad política. Con lo inteligente que sería pasarse al otro bando... ¡Y tienen la ventaja de poder hacerlo! No necesitan ser señalados como los judíos, que estaban condenados sin posible remisión...
Mientras esto ocurría en Barcelona, yo pasaba calor en el norte de España en una reunión con comisarios y ex comisarios europeos, ministros y ex ministros europeos, y algunos académicos y empresarios relevantes. Un ex ministro de Defensa que tiene casa en Carmona me preguntaba sobre cómo se desarrollará la consulta de Mas. Tras escuchar los mecanismos anunciados por el «president», me espetó: That’s bullshit.
Pero la mayor parte de nuestra reunión fue para tratar temas de educación. No me sorprendió oir la débil posición de nuestra Universidad frente a la de algún país europeo. Una Universidad casi gratuita, la nuestra, frente a una Universidad carísima, para la que se han buscado cómodas formas de pago en un país que tiene varias entre las veinte primeras del mundo. Y mientras escuchaba comparaciones estadísticas -sonrojantes para nuestro sistema educativo- me vino a la cabeza el veto de Podemos al reportero de ABC en la asamblea de Vistalegre. Lo comenté ante la concurrencia y causó cierto estupor. La explicación de todo me la dio uno de los asistentes cuando me preguntó con qué cuadros se nutre la dirección de Podemos. «Son profesores universitarios...» Mis propias palabras me explicaron el lugar de la Universidad española. ¿Dónde va a estar en la escala mundial si los dirigentes de Podemos son profes de nuestra Universidad?

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