lunes, 8 de agosto de 2016


Ha fallecido a los 91 años el 7.8.2016 Gustavo Bueno en la localidad asturiana de Niembro. Logroñes de nacimiento,dicto sus lecciones en la Universidad de Oviedo hasta su jubilación.
Filosofo iconoclasta, comprometido con su tiempo, participante en la definción de la filosofía y la politica y comprometido con su tiempo. Fue especialemnte molesto con la izquierda y sus dogmas.
No pudo faltar la critic al nefasto Zapatero. en
Zapatero: el pensamiento Alicia. Nos dice la presentacion del libro que hace  hace referencia a la ingenuidad (como en el libro Alicia en el país de las maravillas) del pensamiento del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero. El tema de esta nueva obra de Gustavo Bueno es un análisis del que se ha denominado Pensamiento Zapatero sobre la Alianza de las Civilizaciones, el diálogo y el talante, la memoria histórica, los nacionalismos,etc... Un pensamiento que nos ofrece la representación de un mundo futuro pacífico, feliz y a la mano, pero sin decirnos los medios que pueden conducir a él, ni los métodos que nos van a permitir disfrutar de esa situación idílica.

    
El sabio bueno
Jesús Laínz

El destino no pudo darle apellido más apropiado. Porque, por encima de cualquier otro adjetivo que se quiera emplear para definir a Gustavo Bueno Martínez, siempre descollará el hecho de que fue un hombre bueno.
Mucho se ha escrito, y mucho se va a escribir estos días, sobre una ingente obra filosófica desplegada a lo largo de más de medio siglo. Pero, dada la mayor autoridad de quienes lo vayan a hacer, entre ellos sus discípulos directos, yo prefiero quedarme con la persona más que con el filósofo. Porque si su cabeza fue portentosa, su corazón fue mejor.
Tuve la suerte de conocer a Gustavo Bueno a finales de 2004, cuando me honró con el privilegio de presentar mi primer libro en la sala de conferencias de La Nueva España de Oviedo. Autor primerizo y ávido lector de su España frente a Europa y otras obras sobre los problemas políticos contemporáneos (Telebasura y democracia, El mito de la izquierda), he de confesar mis nervios cuando le estreché la mano por primera vez en el café previo a la conferencia. Pero él me recibió con la más franca de las sonrisas y las más amables de las palabras. Y jamás abandonó esa sonrisa y esa amabilidad en las muchas ocasiones en las que, desde entonces, tuve la suerte de compartir con él estrado, tribuna, reunión, sobremesa y paseo.
(continuar)


Imagen de Libertad Digital

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