El gran drama de Grecia es la pretensión de los ciudadanos de irresposabilizarse de la situación y no asumir los costes; es decir demagogia como único mecanismo para salir de su profunda crisis y esas medidas que aparentemente son duras pueden resultar incluso lights de cara al futuro; el modelo europeo en general es insostenible. Se quiere vivir bien pero sin esfuerzo y la filosofía subyacente es que lo paguen otros de una u otra forma. Podrían al menos consolarse con aquello de que nos quiten lo bailado, antes de empezar a apretarse el cinturón. El pueblo quiere recordar lo bailado pero que el cinturón, en todo caso, que se lo aprieten a otros. Recordemos la nueva versión de la fabula de la cigarra y el progresismo
En Grecia -en otras latitudes también- se dice el "que paguen los ricos" que son los que la han jodido. Ahora bien, el campo de actuación de esos ricos si se refieren a las grandes empresas y a los bancos, lo marcan los gobiernos que ellos han votado. Cuando uno vota socialista -como en Grecia o España- ya sabe que vota demagogia y gasto, subvenciones, etc, que no se pueden permitir y eso significa déficit público y endeudamiento.
¿Quien es el culpable del desastre económico de algunas de nuestras cajas de ahorro y fundamentalmente por su endeudamiento?. El ciudadano parece decir aquello del que levantándose las manos dice: ¡A mi que me registren!
¿También han de pedir que les registren aquellos que pidieron créditos que no podían pagar?. Estos que piden que los registren, ¿que jalearon con su voto?. Que sepamos en los consejos de las cajas de ahorros están políticos de un signo y otro y también los "beligerantes" sindicatos y se supone que todos cobraban buenas pagas para hacer aquello que deberían controlar.
Existe la manía de querer leche, frutas, carne, etc, barata cuando su producción es más cara; pero ahí no hay problema, muchísima gente entiende que se subvencione, de esa forma es posible que lo paguen otros.
Tras la devergonzada minimanifa sindicalista del 23-F debería el ciudadano reflexionar a donde va con tales bueyes y viendo lo que se ve en Grecia aplicar aquello de que cuando "las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar".
Aquí ya avisamos en fechas tan lejanas como agosto de 2007 sobre lo qe se venía encima que no era otra cosa que una brutal crisis económica; no teníamos tropecientos asesores como los mentirosos Rodriguez o Gallardón
En un sucinto artículo como "Carta al Director", un ciudadano madrileño explica de forma masticada lo que cualquier ciudadano puede entender:
Economía sostenible
- El
diagnóstico es cristalino y tiene un nombre: deuda. La terapia,
incuestionable: el pago. El método es único: ahorrar para pagar lo que
debemos, gastando menos de lo que ingresamos y, si no fuese suficiente,
vendiendo los activos que se posean. Y si con todo ello no se alcanza,
sólo nos queda pedir clemencia.
Por ley , el presupuesto de gastos no puede superar al de ingresos. Los presupuestos de gastos, como primera partida, han de contemplar la amortización y pago de la deuda que tengan contraída; como segunda partida, dedicar un porcentaje al ahorro y, en último lugar -optimizando la utilización de los recursos-, al gasto e inversión públicas con la referencia de conseguir un sistema sostenible.
José Montalvo. Madrid
Ver el artículo de Cristina Losada: Zapatero hace huelga en Grecia
- Al
fin, Zapatero se ha decidido a convocar una huelga general. Cierto que
su jornada de lucha contra la austeridad, la reforma de las pensiones y
otros recortes con los que se pretende hacer pagar la crisis a los
desfavorecidos, no ha tenido lugar en España, sino en Grecia. Pero ese
detalle espacial es asunto menor, susceptible de corrección inmediata
con un intercambio: que vaya él a Grecia y venga aquí Papandreu. ¡Qué
son las fronteras al lado de los vínculos espirituales! Y pocos casos
se verán en los que haya mayor sintonía que la observada entre los
huelguistas griegos y el presidente del Gobierno.
Son tantas las coincidencias, tan íntimos los lazos, que los lemas de los manifestantes atenienses se podían haber pergeñado en Ferraz, La Moncloa y la Sexta. Se diría, incluso, que los textos de las pancartas se entresacaron de cualquier mitin de Zapatero: "Los mercados deben pagar la crisis", "Que la crisis la paguen los ricos", "No seremos nosotros quienes paguemos por la crisis de los ricos", "El pueblo y sus necesidades son más importantes que los mercados". Y del magisterio del presidente, de quién si no, venían también las palabras de éste o aquel griego airado, que achacaba los males a "los plutócratas" y lamentaba que "otros robaron el dinero y nosotros vamos a pagarlo". ¿Por qué estaba en Madrid y no con sus discípulos de Atenas?
No hay, en toda Europa, otro maestro de esa escuela. Zapatero es el único gobernante del Viejo Continente que afronta la dificultad económica con una retórica anticapitalista que ya era sólo patrimonio de los fósiles del comunismo y las bandas antisistema. Aunque él se limita a excitar las bajas pasiones. Ni expropia a los chupasangres ni cuelga a los especuladores. Por no hacer, no hace ni una huelga decorativa como la griega. Eso, sin embargo, tiene la solución apuntada. CCOO y UGT se han vuelto moderadas y no sacan a la calle ni a sus afiliados. Váyase a Grecia, presidente, que allí se encontrará en su salsa y aquí sólo puede hundirse en la incoherencia más ridícula. O convoque la huelga general contra su pensionazo y que Aznar se vaya preparando.